lunes, 23 de noviembre de 2015

El poder de las palabras

Aunque no lo creamos, o no nos demos cuenta, la palabra a veces es un arma mortal. En muchas ocasiones, hay que medirlas o simplemente guardarlas en un cajoncito bajo llave y tirarlo al mar, sobretodo si son palabras que se dicen fruto de estar a la defensiva. En mi caso, el 90% de las veces estoy a la defensiva y eso al final acaba mal... Yo sé, que no todo el mundo es igual, pero después de que hayan pasado por tu vida tantas personas que te han hecho daño, creas un aura de autoprotección que, por normal general, no suele ser buena, hiriendo a personas que aprecias y alejando a las que quieres tener cerca, simplemente con palabras dichas inconscientemente y después de esto, un lo siento o un perdón se queda pequeño, porque el herida ya está hecha... Te sientes mal, tu conciencia te taladra la cabeza, la culpabilidad recorre tu cuerpo y entra en juego el miedo de haber estropeado todo... Estás en un sin vivir,  que no te deja dormir, no te deja sonreír, no dejas de pensar y por cada pensamiento aparece una lágrima... Las palabras, la palabra... a veces es tu peor enemigo porque puede convertirse en un arma.

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